“Si bien el evento fue de carácter privado, acorde al protocolo del museo y pagado con recursos personales, sin dolo ni quebranto alguno al erario, reconozco que fue impropio haber solicitado el espacio a través de un correo institucional como su jefe de oficina de la Secretaría de Relaciones Exteriores con el agravante de haberlo hecho sin su conocimiento. Este actuar no fue correcto para un funcionario público ni digno de la confianza que depositó en mí.
“Lamento profundamente haber faltado a su confianza y que se vea involucrada en este episodio”, escribió.