El abogado de Ovidio Guzmán, Jeffrey Lichtman, volvió a encender la polémica al acusar al gobierno de México de indiferencia histórica frente a Ismael “El Mayo” Zambada. Esto, tras las declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien pidió a Estados Unidos explicar por qué no ha detenido al legendario capo sinaloense.
Las tensiones entre los procesos judiciales en EE. UU. y la narrativa oficial mexicana volvieron a estallar este miércoles. En declaraciones recientes, Claudia Sheinbaum cuestionó la ausencia de una acción clara de Washington contra uno de los criminales más buscados del hemisferio. La respuesta desde Nueva York no se hizo esperar: el abogado Jeffrey Lichtman, conocido por haber defendido también a Joaquín “El Chapo” Guzmán, acusó directamente a las autoridades mexicanas de omisión.
“Durante 50 años no tuvieron ningún interés en llevarlo ante la justicia”, dijo Lichtman, en una afirmación que resuena como una bomba en el corazón del sistema de seguridad mexicano.
El comentario no es menor. “El Mayo” Zambada ha sido señalado durante décadas como el verdadero cerebro detrás del Cártel de Sinaloa, incluso por encima del propio “Chapo”. Su longevidad, discreción y poder lo han convertido en una figura casi mitológica: siempre presente, pero nunca tocado. Jamás ha pisado una corte, ni ha sido capturado, pese a que su rostro ha figurado en las listas de los criminales más buscados del mundo.
Mientras Ovidio Guzmán enfrenta un juicio federal en EE. UU., que podría derivar en revelaciones sensibles sobre el funcionamiento interno del cártel y sus presuntas conexiones políticas, el gobierno mexicano parece querer voltear la mirada al norte en busca de explicaciones sobre el paradero del “Mayo”.
Pero Lichtman fue tajante: no es Estados Unidos quien debe rendir cuentas, sino México.
La declaración del abogado apunta a una omisión histórica, una complicidad tácita o, al menos, una negligencia sostenida. ¿Cómo explicar que el “Mayo” haya logrado permanecer invisible para todas las administraciones federales, a pesar de los operativos, las alianzas binacionales y la supuesta “guerra contra el narco”?
La crítica del abogado se produce en un momento especialmente delicado. Las declaraciones de testigos protegidos y posibles filtraciones del juicio de Ovidio podrían poner sobre la mesa nombres incómodos dentro de México: funcionarios, militares, operadores políticos o financieros que permitieron el crecimiento del imperio del Mayo.
Sheinbaum, en su calidad de jefa de Estado, buscó proyectar un compromiso con el combate al narcotráfico al pedir a EE. UU. explicaciones sobre la impunidad del capo. Pero terminó recibiendo una bofetada discursiva desde el mismo tribunal donde se juzga al hijo del “Chapo”.
Lichtman, astuto, colocó el reflector donde más incomoda: en la omisión mexicana. Su declaración convierte una crítica en juicio político. Y su estrategia parece ser doble: defender a su cliente desacreditando a los acusadores… y de paso, poner en duda la integridad de las instituciones mexicanas que durante medio siglo, simplemente, no tocaron al Mayo.