REDACCIÓN - 03 Aug 2025

Mata a sus cuatro vecinos en Tijuana tras decir que “Dios se los pidió

Tijuana, Baja California — Esta mañana de sábado, los habitantes de la colonia Divina Providencia despertaron en medio del horror. Un hombre identificado como Gerardo asesinó a cuatro de sus vecinos durante un convivio familiar, alegando que obedecía un mandato divino: “el Señor me pidió cuatro ángeles”.


El ataque, perpetrado poco después de las 8:00 a. m., dejó sin vida a tres hombres y una mujer. Una persona más resultó gravemente herida y fue trasladada de urgencia al Hospital General de Tijuana. El agresor fue detenido en el lugar, luego de atrincherarse en su casa y amenazar con suicidarse.



Un delirio homicida



Según el parte oficial, Gerardo utilizó un arma de fuego para asesinar a sus vecinos durante una reunión vecinal. Al ser interrogado por la policía, repitió que había actuado por “órdenes divinas” y que había entregado “cuatro ángeles”, en lo que parece ser un episodio psicótico con componentes religiosos.


Las autoridades informaron que el detenido era consumidor habitual de sustancias, lo que podría haber detonado el brote psicótico. El fiscal regional señaló que el caso será investigado como homicidio calificado, pero también será analizado desde el ángulo de salud mental.



Una comunidad fracturada



Vecinos de la colonia Divina Providencia narraron que el agresor convivía de forma intermitente con la comunidad y que, aunque sabían de sus adicciones, nunca imaginaron un desenlace así. Algunos testigos dijeron haber escuchado gritos y disparos antes de que la policía rodeara la zona. Uno de ellos aseguró haber visto a Gerardo “salir con la mirada perdida, como si estuviera poseído”.


La comunidad ha comenzado a organizar velorios colectivos y jornadas de acompañamiento emocional. La tragedia ha detonado un sentimiento de abandono institucional: “Aquí nadie viene, salvo cuando hay muertos”, dijo un familiar de una de las víctimas.



Salud mental, consumo y violencia



El crimen ha reactivado el debate sobre la intersección entre adicciones, enfermedad mental y acceso a servicios de salud pública. En Tijuana, como en muchas ciudades fronterizas de México, los centros de atención psiquiátrica son escasos o inaccesibles. Los brotes psicóticos asociados a consumo de metanfetaminas o fentanilo no son infrecuentes, pero rara vez reciben seguimiento institucional.


Especialistas consultados advierten que el caso de Gerardo no debe leerse como un acto aislado, sino como un síntoma: “Cuando una comunidad vive entre la marginación, el miedo y el abandono, estas explosiones de violencia son también una forma de gritar que algo está roto”, explicó un investigador de la UABC.



Justicia y límites



Gerardo permanece hospitalizado bajo custodia. Su estado de salud es delicado. Las autoridades no han determinado si será declarado imputable, pero adelantaron que el caso podría abrir un expediente más amplio sobre atención psiquiátrica y prevención del delito en zonas de alta vulnerabilidad.


Mientras tanto, Tijuana suma otra cicatriz a su geografía de dolor. Una ciudad ya golpeada por la violencia del crimen organizado, ahora también sacudida por el desgarramiento íntimo de una tragedia vecinal, nacida no del narco, sino del abandono.


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