REDACCIÓN - 05 Aug 2025

Ejecutan al delegado de la FGR en Tamaulipas en un ataque con explosivos y armas de fuego en Reynosa

La violencia que desde hace décadas sacude a Tamaulipas alcanzó este lunes un nuevo nivel de gravedad institucional. Ernesto Cuitláhuac Vázquez Reyna, delegado estatal de la Fiscalía General de la República (FGR), fue ejecutado a plena luz del día tras un ataque directo ocurrido en una de las zonas más transitadas de Reynosa.


El crimen ocurrió poco después del mediodía sobre el Bulevar Hidalgo, a la altura de la Plaza Engrei, una zona comercial con alta afluencia civil. De acuerdo con testimonios y reportes preliminares, un grupo armado interceptó el vehículo oficial del delegado, una camioneta Cadillac Escalade, y lanzó un artefacto explosivo, presuntamente una granada, provocando una fuerte explosión que envolvió el interior del vehículo.


Vázquez Reyna logró salir del automóvil envuelto en humo, pero fue abatido con disparos de arma de fuego a corta distancia por los agresores, quienes luego se dieron a la fuga. El cuerpo del funcionario quedó tendido sobre el pavimento, rodeado por vehículos civiles que quedaron atrapados en el fuego cruzado.



Un funcionario en funciones, sin escoltas



Ernesto Cuitláhuac Vázquez Reyna se desempeñaba como delegado de la FGR en Tamaulipas desde el año 2019. Aunque su perfil era discreto, formaba parte de actos oficiales con el gobernador Américo Villarreal y había representado a la Fiscalía en reuniones interinstitucionales de seguridad.


Hasta ahora, la FGR no ha informado públicamente si el delegado contaba con escoltas al momento del ataque. Tampoco se ha precisado si recibió amenazas previas, ni si su ejecución está relacionada con investigaciones específicas. La Fiscalía General de Justicia del Estado de Tamaulipas confirmó que ya colabora con la FGR en la investigación del homicidio.



Ataque con sello del crimen organizado



El uso de explosivos, la ejecución directa y la huida sin detenciones inmediatas apuntan a un ataque planeado con conocimiento de los movimientos del delegado, en una zona donde el crimen organizado ha operado históricamente con redes logísticas sólidas. En videos difundidos en redes sociales, se observa el humo saliendo del vehículo, detonaciones aisladas y momentos de pánico entre automovilistas.


Tras el atentado, se desplegó un operativo de búsqueda en al menos cuatro puntos de Reynosa, incluyendo Jarachina Norte, bulevar Mil Cumbres, viaducto y accesos a la carretera a Río Bravo. Sin embargo, hasta el cierre de esta nota no se han reportado detenciones vinculadas al ataque.



Un Estado bajo fuego



Tamaulipas vive desde hace meses un repunte de violencia. De acuerdo con cifras oficiales, los delitos de alto impacto —entre ellos, homicidios dolosos, robos con violencia y ataques a fuerzas federales— han ido al alza en varias regiones del estado. Reynosa, por su cercanía con la frontera, es uno de los principales corredores de tráfico de personas, armas y drogas.


El asesinato de un alto funcionario federal en funciones —y en condiciones tan abiertas— representa una escalada preocupante, no solo en términos de seguridad, sino también de gobernabilidad. Vázquez Reyna no era un funcionario retirado ni alejado del aparato judicial: era el representante directo de la FGR en una entidad clave del noreste mexicano.



Silencio institucional, exigencia ciudadana



Hasta el momento, la Fiscalía General de la República no ha emitido un posicionamiento oficial más allá de confirmar su fallecimiento. El presidente de la República y la Secretaría de Seguridad federal tampoco han hecho declaraciones. En contraste, colectivos de abogados, defensores de derechos humanos y ciudadanos han exigido una reacción inmediata del Estado mexicano.


“Esto no puede tratarse como un caso más. Matar a un delegado federal en la vía pública no es solo un crimen: es un mensaje. La impunidad no puede ser la respuesta”, escribió en redes sociales el abogado penalista Mario Patrón.



Una pregunta sin respuesta: ¿quién manda en Tamaulipas?



El asesinato de Ernesto Vázquez Reyna deja abierta una pregunta incómoda: ¿quién controla realmente el territorio? Si un funcionario de la FGR puede ser ejecutado a plena luz del día, en una de las avenidas más vigiladas de Reynosa, sin reacción oportuna de las fuerzas federales, ¿qué garantías tienen los ciudadanos de a pie?


Las autoridades han prometido una investigación “exhaustiva”, pero la experiencia en casos similares —como el asesinato de ministerios públicos, policías ministeriales o jueces locales— muestra que las redes criminales en la región actúan con una impunidad sistemática que ni las fiscalías ni los gobiernos han logrado romper.

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