El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció durante un evento en la Casa Blanca la intención de imponer un arancel del 100 % sobre todos los chips y semiconductores importados, una medida contundente que busca reactivar la fabricación tecnológica local. Sin embargo, esta política incluiría exenciones para las empresas que ya producen en territorio estadounidense o se han comprometido a establecer plantas aquí, incluyendo a compañías como Apple, Nvidia, Intel y otros fabricantes estratégicos.
La nueva política busca forzar la relocalización de la producción de chips dentro del país mediante un enfoque punitivo en lugar de incentivos económicos. Aunque no se ha especificado una fecha precisa de entrada en vigor, se prevé una implementación inminente, lo que reaviva el debate sobre la efectividad de las barreras comerciales como palanca de política industrial.
Contrario a lo que se podría anticipar, los mercados reaccionaron con relativa calma e incluso con ganancias bursátiles. Acciones de empresas como Nvidia, que ya cuentan con manufactura en EE. UU., subieron. También hubo incrementos en los títulos de gigantes extranjeros como TSMC, Samsung y SK Hynix, que poseen inversiones significativas dentro del país. El mensaje fue claro: beneficiarse en territorio estadounidense se vuelve protector frente a las amenazas arancelarias.
Que empresas extranjeras queden exentas del arancel podría convertirse en una herramienta diplomática para mantener la cooperación tecnológica con Taiwán, Corea del Sur y Japón. Pero también genera dudas sobre la equidad legal de estas exenciones y hasta qué punto hay negociaciones ocultas que proveen ventajas discretas a ciertos jugadores globales.
Expertos coinciden en que un arancel del 100 % impactaría directamente en los costos de bienes electrónicos, automóviles, electrodomésticos y dispositivos de consumo. El riesgo de disrupciones en la cadena de valor es alto, dado que gran parte de los componentes críticos —como obleas semiconductoras— dependen de la producción extranjera. En escenarios extremos, podría observarse una reconfiguración completa de las estrategias de abastecimiento.
Durante el anuncio, Apple, que ya había revelado una inversión adicional de 100.000 millones de dólares para producción local —sumando así 600.000 millones en el país— apareció como ejemplo de adaptación. Su estrategia de alineación anticipada con las prioridades presidenciales le permite mitigar los costos previstos, al menos en la teoría.