Washington. — La violencia armada volvió a golpear a Estados Unidos este domingo, cuando un hombre armado irrumpió en una iglesia mormona en el estado de Michigan y abrió fuego contra los feligreses que se encontraban reunidos en un servicio religioso. El ataque dejó al menos una persona muerta y varios heridos, además de provocar un incendio que consumió parte del edificio.
El sospechoso, identificado por las autoridades como un hombre de alrededor de 40 años residente de una localidad cercana, fue abatido por la policía poco después del ataque. Según informó el sheriff del condado, el individuo murió en un intercambio de disparos con las fuerzas de seguridad, que acudieron al lugar tras recibir múltiples llamadas de auxilio.
Las escenas captadas por medios locales mostraban ambulancias trasladando a las víctimas en camillas, mientras gruesas columnas de humo negro se elevaban desde la iglesia en llamas. Testigos relataron momentos de caos y desesperación entre los asistentes, muchos de los cuales intentaron huir por las puertas laterales del templo.
Aunque todavía no se han precisado los motivos del agresor, las autoridades investigan si se trata de un ataque de carácter religioso o de un acto de violencia indiscriminada. “En este momento, nuestra prioridad es atender a los heridos y dar claridad a lo sucedido”, indicó la fiscal del distrito, que confirmó la apertura de una investigación federal en coordinación con el FBI.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó el ataque como “horrendo” y lo enmarcó en una serie de actos de violencia que, en su opinión, tienen como objetivo a comunidades religiosas en el país. “Parece ser otro ataque dirigido contra los cristianos en Estados Unidos”, escribió en su red social Truth Social.
Michigan ha sido escenario recurrente de episodios de violencia armada en los últimos años, lo que ha intensificado el debate en torno al control de armas en el país. A pesar de que las autoridades locales han insistido en reforzar las medidas de seguridad en espacios públicos y religiosos, los ataques continúan siendo un fenómeno difícil de contener en un contexto nacional donde circulan más de 390 millones de armas de fuego, según estimaciones del Small Arms Survey.
El tiroteo en la iglesia mormona de Michigan reaviva las preguntas sobre la vulnerabilidad de los espacios de culto en Estados Unidos, históricamente vistos como refugios seguros, pero que en la última década se han convertido en escenario de varios ataques mortales. Organizaciones religiosas y grupos de derechos civiles han vuelto a pedir a las autoridades una estrategia nacional más contundente para proteger a comunidades de fe y reducir la proliferación de armas de asalto en manos civiles.