Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera y uno de los líderes de la facción de “Los Chapitos”, reconoció ante una corte federal de Estados Unidos haber participado en el secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada, figura histórica del Cártel de Sinaloa. La admisión se dio como parte de su acuerdo de culpabilidad en Chicago, donde enfrenta cargos por narcotráfico y conspiración criminal.
De acuerdo con la declaración oficial, Guzmán López afirmó que engañaron a Zambada con una supuesta reunión en Sinaloa, donde fue privado de la libertad, sedado y posteriormente trasladado en avión a territorio estadounidense. En la audiencia, el acusado subrayó que la captura de “El Mayo” no fue solicitada ni ordenada por autoridades estadounidenses, sino una decisión tomada por su propio grupo criminal.
Los documentos presentados ante el tribunal detallan además que Guzmán López reconoció haber supervisado operaciones de tráfico de cocaína, fentanilo, metanfetamina y heroína, así como el uso de violencia armada para asegurar rutas y territorios. La fiscalía destacó que, aunque el acusado colaboró con información, dicha cooperación no implica beneficios automáticos en su sentencia, la cual se definirá en los próximos meses.
La admisión sobre el secuestro tiene implicaciones directas en la estructura del Cártel de Sinaloa. Analistas consultados señalan que se trata del golpe interno más significativo en años, dado que Zambada es considerado uno de los líderes fundadores y un operador clave del grupo desde la década de 1990. La revelación podría desencadenar tensiones o reacomodos al interior de la organización.
El caso se suma a la serie de procesos judiciales que han debilitado a las distintas facciones del cártel en Estados Unidos, mientras autoridades mexicanas siguen de cerca las repercusiones de la disputa interna y el eventual impacto en regiones controladas por la organización.