Bogotá.– Colombia vivió una de sus jornadas más sangrientas en lo que va del año tras dos ataques coordinados que dejaron al menos 18 personas muertas y más de 60 heridas. La magnitud de los hechos ha encendido alarmas en el gobierno de Gustavo Petro y entre la población, al revelar un nuevo nivel de capacidad operativa por parte de los grupos armados ilegales.
El derribo del helicóptero en Antioquia
El primer ataque ocurrió en la región de Amalfi, Antioquia, cuando un helicóptero UH-60 Black Hawk de la Policía fue impactado con un dron cargado de explosivos mientras realizaba operaciones de erradicación de cultivos de coca. La aeronave cayó envuelta en llamas, causando la muerte de 12 uniformados. Este hecho marca uno de los golpes más duros contra las fuerzas de seguridad en los últimos años y confirma la incorporación de tecnología no convencional en la confrontación.
Explosión en Cali
Casi en paralelo, un coche bomba estalló en las inmediaciones de la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez, en Cali. El ataque dejó al menos 6 personas muertas y más de 60 heridas, además de daños considerables en infraestructura y viviendas cercanas. Las imágenes compartidas en redes sociales muestran el alcance de la onda expansiva y el caos que siguió a la detonación.
Avances en la investigación
El presidente Gustavo Petro señaló como principales sospechosos a disidencias de las FARC y al Clan del Golfo, organizaciones que han incrementado su poder territorial y sus vínculos con el narcotráfico. “Estos atentados buscan sembrar miedo y desestabilizar al país, pero responderemos con contundencia”, afirmó el mandatario en un mensaje a la nación.
Las autoridades confirmaron que se han desplegado operativos conjuntos del Ejército y la Policía en varias zonas de Antioquia y el Valle del Cauca. Además, se investiga el uso de drones modificados como nueva estrategia de guerra por parte de los grupos insurgentes, un fenómeno que ya había sido detectado este año con más de 300 ataques similares en regiones cocaleras.
Repercusiones y clima social
La comunidad internacional, incluida la ONU, ha condenado los atentados y reiterado el llamado al respeto de los acuerdos de paz. Mientras tanto, la población civil en Antioquia y Cali permanece en alerta, temiendo nuevos actos de violencia.
Estos hechos subrayan la complejidad del conflicto colombiano, donde viejas estructuras armadas se combinan con nuevas tecnologías bélicas y vínculos cada vez más estrechos con el narcotráfico global.