Durante una rueda de prensa conjunta con el presidente indonesio Prabowo Subianto, Lula expresó: “Voy a disputar un cuarto mandato en Brasil”, en el marco de una gira por el sudeste asiático que busca fortalecer alianzas estratégicas y comerciales. El anuncio marca un giro decisivo en el escenario político brasileño, donde la izquierda busca consolidarse tras la condena de 27 años de prisión contra el expresidente Jair Bolsonaro por intento de golpe de Estado.
La confirmación de Lula ocurre mientras la derecha aún no define a su candidato para los comicios de octubre de 2026. Entre los posibles contendientes se mencionan figuras como el gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas, y la exprimera dama Michelle Bolsonaro, aunque ninguno ha oficializado su aspiración.
Además de sus ambiciones políticas, Lula aprovechó su visita a Asia para impulsar un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur e Indonesia, y agradeció el respaldo para la organización de la COP30 en Belém. En su agenda también figura una reunión con el presidente estadounidense Donald Trump en Malasia, donde se espera que discutan temas comerciales como el arancel del 50% impuesto a Brasil.
Con esta nueva postulación, Lula busca extender su legado político hasta 2030, en un contexto de alta polarización y desafíos económicos, ambientales y sociales. Su eventual victoria lo convertiría en el presidente más longevo en la historia democrática del país.