REDACCIÓN - 22 Aug 2025

Trump activa máxima alerta en Venezuela: EE. UU. refuerza cerco marítimo e intensifica presión sobre Maduro

La tensión entre Estados Unidos y Venezuela escala a niveles sin precedentes. En una maniobra de alto impacto geopolítico, la administración de Donald Trump ha ordenado el despliegue de fuerzas navales y militares en el mar Caribe, cerca de la costa venezolana, elevando la alerta regional a máxima prioridad.


Según informó El País, Washington enviará tres destructores Aegis con misiles guiados —identificados como USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson— junto con aviones de vigilancia, submarinos y unos 4 000 marines, al límite del mar territorial venezolano . Esta operación forma parte de una estrategia más amplia que sitúa al Pentágono en un rol activo contra los carteles de la droga, catalogados por EE. UU. como organizaciones terroristas internacionales.


La Casa Blanca, además, ha duplicado la recompensa por la captura del presidente Nicolás Maduro, elevándola a 50 millones de dólares, y lo acusa de liderar el llamado “Cartel de los Soles” y de mantener vínculos con organizaciones criminales como el Tren de Aragua .



Una respuesta venezolana firme



En Caracas, el tono fue de rechazo inmediato. El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino, calificó las acusaciones como “absurdas e inmorales”, defendiendo la desarticulación de dichos grupos criminales en el país. Asimismo, Diosdado Cabello y otros líderes chavistas convocaron actos de repudio al “imperialismo” estadounidense y reafirmaron su compromiso con la defensa soberana de los mares venezolanos .


Además, Nicolás Maduro ordenó la movilización de 4.5 millones de milicianos nacionales, una respuesta de gran escala destinada a reforzar la seguridad interna y preservar la estabilidad frente al aparente despliegue militar estadounidense .



Entre la retórica y la estrategia militar



Desde el Pentágono, fuentes del gobierno estadounidense han confirmado que los destructores serán usados en operaciones de interdicción del narcotráfico durante varios meses, en un intento por frenar la llegada de fentanilo y otras drogas ilícitas a EE. UU. .


El despliegue es percibido como una jugada calculada: menos una intervención directa y más una demostración de fuerza, destinada a presionar y aislar al régimen de Maduro en el contexto de la denominada “guerra contra el narco-terrorismo”.



Escenario regional en alerta



Esta ofensiva coincide con un momento de creciente tensión geopolítica en América Latina. La presión militar se extiende desde el Caribe hacia el equilibrio de poder regional. En México, la presidenta Claudia Sheinbaum rechazó categóricamente cualquier posibilidad de intervención militar estadounidense en su país, marcando límites claros a la cooperación en seguridad .


En Venezuela, mientras tanto, Maduro ha respondido con una narrativa que combina la denuncia de injerencia con una apelación patriótica al nacionalismo, consolidando su base interna.


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