Durante una visita oficial a China, Putin declaró que nunca ha descartado la posibilidad de un cara a cara con Zelenski, pero subrayó que cualquier reunión debe estar “bien preparada” y conducir a “resultados tangibles”. En sus palabras, “hay luz al final del túnel”, aunque advirtió que si no se logra una solución negociada, Rusia continuará con sus objetivos por la vía militar.
El mandatario ruso también delineó lo que considera pasos necesarios para avanzar hacia la paz: levantar la ley marcial en Ucrania, convocar elecciones y realizar referendos en los territorios ocupados. Estas exigencias han sido rechazadas por Kiev, que considera ilegítimas las anexiones rusas de Donetsk, Luhansk, Jersón y Zaporiyia, realizadas en 2022 mediante votaciones sin garantías democráticas.
En paralelo, el expresidente estadounidense Donald Trump ha intensificado sus esfuerzos para facilitar una reunión entre ambos líderes, buscando capitalizar una victoria diplomática. Sin embargo, las condiciones previas siguen siendo irreconciliables: Ucrania exige la retirada total de las fuerzas rusas, mientras Moscú insiste en que cualquier negociación debe reconocer los cambios territoriales ya establecidos.
La declaración de Putin se produce en un contexto de escalada militar, con nuevos ataques rusos masivos sobre territorio ucraniano, incluyendo el uso de más de 500 drones y decenas de misiles. La ofensiva ha dejado miles de hogares sin electricidad y ha reforzado la postura de Kiev de no ceder ante presiones territoriales.