Washington.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este martes una nueva ola de medidas arancelarias que buscan, según dijo, “recuperar el control de sectores estratégicos para la economía nacional” y obligar a las compañías extranjeras a producir dentro del territorio estadounidense.
El paquete incluye tres disposiciones clave: un arancel del 100% a todos los medicamentos de marca fabricados fuera de Estados Unidos, un gravamen adicional del 25% a los camiones pesados importados, y una serie de impuestos a la importación de muebles y productos de remodelación para el hogar. Todas estas medidas entrarán en vigor el próximo 1 de octubre.
Trump argumentó que, en el caso de los medicamentos, el objetivo es reducir la dependencia de cadenas de suministro extranjeras y fortalecer la seguridad nacional. “Nunca más dependeremos de otros países para salvar vidas estadounidenses. Si quieren vender aquí, tienen que producir aquí”, señaló en conferencia de prensa. De este modo, las farmacéuticas que fabriquen fuera de Estados Unidos tendrán que trasladar sus plantas al país si desean mantener acceso al mercado más grande del mundo.
En el rubro automotriz, el presidente defendió el incremento arancelario a los camiones pesados como un impulso necesario para proteger a fabricantes locales como Peterbilt, Kenworth, Freightliner y Mack Trucks. Según la administración, este sector se ha visto presionado por la competencia de modelos importados, principalmente desde Asia y Europa, lo que ha impactado en los empleos de trabajadores estadounidenses de la industria.
Los nuevos aranceles sobre muebles y artículos de remodelación del hogar —que incluyen desde sofás y sillas hasta materiales de construcción ligera— responden, de acuerdo con Trump, a la necesidad de revitalizar la industria maderera y manufacturera nacional. “No podemos seguir llenando nuestras casas con productos de bajo costo fabricados en el extranjero mientras nuestras fábricas cierran. Es una cuestión de soberanía económica”, sostuvo.
Las reacciones no se hicieron esperar. Asociaciones de importadores y distribuidores advirtieron que las medidas podrían provocar un incremento inmediato en los precios al consumidor, particularmente en medicamentos esenciales, cuyo costo ya es motivo de debate político en Estados Unidos. Analistas señalaron que, aunque la intención es fortalecer la producción nacional, en el corto plazo las farmacéuticas enfrentarán grandes presiones para reconfigurar sus cadenas de suministro, lo que podría generar escasez o encarecimiento en varios productos médicos.
En el sector transporte, expertos prevén que los aranceles encarecerán los camiones pesados, lo que se traducirá en mayores costos logísticos para empresas de carga y distribución. “A mediano plazo, esto puede impactar en la inflación, ya que el transporte es un eslabón crítico de toda la economía”, señaló un especialista en comercio internacional.
En cuanto a los muebles y artículos para el hogar, minoristas advirtieron que los consumidores sentirán el golpe directamente, pues gran parte de la oferta proviene de países asiáticos con costos de producción más bajos.
Pese a las críticas, la administración Trump asegura que las medidas forman parte de una estrategia integral de reindustrialización, en la que se busca repatriar cadenas productivas, proteger empleos y asegurar la autosuficiencia en sectores sensibles. El mandatario recordó que, durante su campaña, prometió que “Estados Unidos dejaría de ser el país que enriquece a las fábricas extranjeras a costa de su propia gente”.
Con el inicio de su nueva política arancelaria, Trump refuerza un discurso de corte nacionalista y proteccionista que ha sido eje de su gobierno. La gran incógnita es si, más allá de los beneficios que promete, los efectos inmediatos no terminen impactando en el bolsillo de los propios consumidores estadounidenses.