En una jornada electoral que quedará marcada en la historia política de Sudamérica, Rodrigo Paz Pereira, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, se convirtió en el nuevo mandatario de Bolivia tras ganar la segunda vuelta con aproximadamente 54.5 % de los votos. Su triunfo pone fin a dos décadas de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS), que había dominado la política nacional desde los gobiernos de Evo Morales, y representa un viraje significativo hacia un modelo de gestión más moderado y reformista. Con esta victoria, Bolivia entra en una nueva etapa política donde la incertidumbre económica se mezcla con el deseo de cambio.
A sus 47 años, Paz Pereira, líder del Partido Demócrata Cristiano (PDC), propone lo que denomina un modelo de “capitalismo para todos”. Su plan busca combinar el apoyo a los sectores más vulnerables con una fuerte apuesta por la descentralización del presupuesto nacional, el impulso a la productividad local y la reducción de la burocracia estatal. El nuevo presidente ha insistido en que el Estado debe dejar de ser un obstáculo y convertirse en un facilitador del desarrollo, abriendo espacios para la inversión privada y el emprendimiento, pero sin abandonar los programas sociales básicos que garantizan cohesión y estabilidad.
El contexto en el que asume no es sencillo. Bolivia atraviesa una crisis económica severa, con una inflación que ronda el 23 % anual, reservas internacionales en mínimos históricos y desabasto de combustibles en varias regiones. A esto se suma un profundo desgaste institucional y un Congreso dividido, lo que obliga a Paz a construir alianzas políticas si quiere avanzar con su agenda. En su discurso posterior a la victoria, aseguró que su prioridad será “reconciliar al país, devolver la confianza y sentar las bases de un crecimiento sostenible”, subrayando que su gobierno buscará restablecer las relaciones internacionales con enfoque pragmático, especialmente con Estados Unidos y la Unión Europea, sin romper los vínculos con los países de la región.
El nuevo mandatario asumirá el cargo el 8 de noviembre de 2025, fecha que marcará oficialmente el cierre de un ciclo político que definió a Bolivia por más de una generación. Con él llega una promesa de renovación: menos ideología y más resultados. La pregunta ahora es si este cambio representará un renacimiento democrático o si el país enfrentará nuevas tensiones en la transición hacia un modelo más abierto y competitivo. Lo cierto es que la victoria de Rodrigo Paz no solo redefine el mapa político boliviano, sino que envía un mensaje claro a toda Latinoamérica: los ciclos cambian, y los pueblos también aprenden a votar por el cambio. 🇧🇴✨