Tabasco, julio de 2025.— En el corazón de uno de los escándalos políticos y criminales más graves en la historia reciente de Tabasco se encuentra un hombre que hasta hace poco era la cabeza de la seguridad pública estatal: Hernán Bermúdez Requena. Su historia es la de un alto mando policial que pasó de encarnar la lucha contra el crimen a ser señalado como presunto líder de La Barredora, una red criminal que, según las autoridades, operaba desde las entrañas mismas de las instituciones encargadas de combatirla.
Hoy, Bermúdez es prófugo internacional. Su paradero es un misterio y su caso ha abierto profundas grietas políticas, exponiendo las delicadas conexiones entre el poder público y el crimen organizado.
Del uniforme a la sospecha
Bermúdez Requena fue nombrado Secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana de Tabasco en diciembre de 2019, durante el gobierno de Adán Augusto López Hernández, quien abandonó el cargo en 2021 para incorporarse al gabinete presidencial. Bermúdez permaneció en su puesto bajo el interinato de Carlos Manuel Merino Campos, sumando más de cuatro años al frente de la seguridad estatal.
En esos años, su imagen fue la de un funcionario disciplinado y de mano firme. Pero conforme avanzó su gestión, comenzaron a acumularse rumores, reportes confidenciales y denuncias sobre el surgimiento de células criminales que parecían gozar de protección institucional.
La Barredora: crimen desde las sombras del Estado
La organización conocida como La Barredora emergió como una de las redes criminales más temidas de Tabasco. Documentos militares y reportajes periodísticos coinciden en que esta agrupación se dedicó a:
El dato más alarmante es que gran parte de sus operadores provenían de las propias filas de la policía estatal, lo que sugiere que La Barredora no sólo coexistía con el Estado, sino que habría estado incrustada en sus estructuras de seguridad.
La organización consolidó su presencia en municipios clave como Huimanguillo, Cárdenas, Comalcalco y Paraíso, zonas con intensa actividad comercial y estratégica para rutas de paso de drogas y migrantes.
La caída y la huida
Fue en el gobierno del actual mandatario, Javier May Rodríguez, quien asumió la gubernatura en noviembre de 2024, cuando la crisis estalló. Aunque la investigación se venía gestando desde años atrás, fue bajo la nueva administración cuando, el 14 de febrero de 2025, se liberó una orden de aprehensión contra Bermúdez por delincuencia organizada.
En lugar de enfrentar a la justicia, Bermúdez logró evadir la captura. Según revelaron medios nacionales e internacionales, inició su fuga en Mérida, Yucatán, y posteriormente habría pasado por Panamá, España y Brasil. Su pista se ha ido enfriando con cada nueva escala, a pesar de la ficha roja de Interpol emitida para su búsqueda.
Una pugna política sin precedentes
El caso ha provocado un cisma político dentro de Morena, el partido gobernante en Tabasco. El gobernador Javier May ha señalado públicamente que Adán Augusto López —hoy senador y figura política nacional— habría sido omiso, o incluso protector, del entonces secretario de seguridad.
Adán Augusto rechaza categóricamente cualquier vínculo con actos ilícitos de su exfuncionario. Sin embargo, el escándalo ha deteriorado la narrativa de pureza política y ha puesto sobre la mesa preguntas incómodas: ¿cómo pudo operar una red criminal de semejante tamaño bajo las narices de dos gobiernos estatales morenistas?
La tensión política se refleja también en el Congreso local, donde grupos afines a uno u otro exgobernador se han enfrascado en disputas por el control político, con el caso Bermúdez como trasfondo.
¿Funcionario o capo?
Para quienes lo conocieron, Hernán Bermúdez Requena era un policía de carrera, con fama de disciplinado. Para sus acusadores, en cambio, fue el cerebro de una red criminal que convirtió a la policía estatal en instrumento de extorsión, narco-operaciones y tráfico ilegal.
Detenciones recientes de operadores como “El Tomasín” y “El Guasón” han aportado más datos sobre la estructura y métodos de La Barredora. Ambos señalaron a Bermúdez como quien ordenaba movimientos, protegía rutas y neutralizaba investigaciones internas.
El gobierno actual y la distancia con Bermúdez
Es clave precisar que Hernán Bermúdez Requena no formó parte del actual gobierno de Tabasco. Su gestión terminó en enero de 2024, casi un año antes de que se emitiera la orden de aprehensión. Desde el inicio de su mandato, Javier May ha tomado distancia del caso y ha impulsado la investigación para desmantelar los restos de La Barredora.
Aun así, la administración actual no ha logrado aprehender al exsecretario. La impunidad de Bermúdez ha alimentado teorías sobre redes de protección dentro y fuera de México, y ha dejado en evidencia la dificultad de perseguir criminalidad enquistada en el poder.
Un misterio sin resolver
Hoy, mientras Tabasco sigue sacudido por la violencia y la desconfianza ciudadana, el paradero de Hernán Bermúdez Requena sigue siendo una de las mayores incógnitas en el combate al crimen organizado en el sureste mexicano.
Su caso es espejo de un fenómeno más amplio y peligroso: la delgada línea que a veces separa a los guardianes de la ley de quienes la rompen. Y la pregunta que muchos se hacen es inevitable:
¿Hasta dónde llegan los tentáculos de La Barredora?
Fuentes consultadas: